El día que visité por primera vez el IVAM me atrajo la atmósfera que creaba la obra “La luz que se apaga” de José María Sicilia. Cuadros hechos de cera virgen sobre madera, con distintas tonalidades de amarillos que daban un tono cálido al espacio. El artista crea una visión poética mediante el uso implícito de la flor, la abeja y la cera.

Cuando estaba observando su obra pensé que ese era un sitio ideal para hacer una meditación o alguna técnica de mindfulness. Y así lo hice… invité a mis estudiantes a tumbarse en el suelo, delante de las obras, cerrar los ojos y respirar.

Mientras nuestro cuerpo se adaptaba al silencio y a la fría temperatura del suelo, nuestra respiración se iba calmando y nuestra atención se iba focalizando en distintas partes del cuerpo mediante la técnica del Body Scan. Y así, cuando nuestro ser se iba anclando en el momento presente, las paredes nos retornaban a la naturaleza y nos recordaban de donde procedimos…

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